sábado, 22 de agosto de 2009

EL YO EN LA SOCIEDAD INFORMACIONAL

Dinámica teoría práctica en la Educación Superior

Síntesis de la video conferencia ofrecida por las Jornadas AIES a cargo de la Dra. Edith Litwin

La Dra. introduce el tema mediante un paneo de los énfasis en Didáctica para dar cuenta de la relación teoría - práctica en los enfoques de las última décadas.

En un primer segmento expone que:

- En la década del 60 –dentro de la tradición clásica aplicacionista- se hizo énfasis en el planeamiento como garantía de la relación teoría-práctica.

- En los 70 reconocemos el impacto de la psicología cognitiva y vemos puesto el acento en la reflexión sobre la práctica, esto implica pensar la clase al concluir la misma, lo cual permitiría mejorar la próxima.

- En los 90 reconocemos la sabiduría en la acción. Se suponía que se podría resignificar la teoría a la luz de lo que se plasmaba en la práctica, pero en la clase actual.

Cerrando este momento, la Dra. Litwin propone una revisión de enfoques sintetizando:

- En los 60 se piensa la clase desde el planemiento como clave para mejorar la clase.

- En los 70, a partir la práctica se piensan dimensiones teóricas para mejorar la próxima clase.

- En los 90 se reflexiona en el acto, en la clase del aquí y ahora.

El siguiente segmento nos ofrece relatos autobiográficos analizados desde distintas categorías:

- En el primero rescata historias de Daniel Pennac, quien narra que él era un muy mal estudiante y que la tarea de varios profesores le motivaron a llegar a ser docente. De estos relatos surgirían categorías como:

· Investigamiento, que convoca al docente a “zambullirse” una y otra vez para el rescate del alumno.

· El compromiso, el cual va de la mano del investigamiento mencionado y el positivo contrato de profesionalidad entre el docente y el alumno

- Recurre también a un dicho de Jerome Bruner -psicólogo y pedagogo estadounidense- quien afirmó: …lo peor que tenemos es cuando las clases generan aburrimiento.

- Por su parte, se refirió a expresiones de Fank Mc Court autor de Las cenizas de Ángela donde relata su infancia como un pobre católico-irlandés, Lo es ('Tis)), en la que continúa la narración de su vida en el lugar en que termina el primero y se centra en sus aventuras como inmigrante en América. Pero la Dra. Litwin se detuvo especialmente en su obra El profesor (2005) en la que narra los desafíos a los que tuvo que enfrentarse como un joven e inexperto profesor de un instituto en Nueva York, aunque empatizaba fácilmente con sus alumnos más pobres, sabedor por experiencia propia de lo dura que es la vida en la miseria material y cultural. En su obra El profesor propone la construcción de un nuevo abordaje. Trabaja con las cartas de justificación de sus alumnos, sobre todo aquellas que son “inventos mentirosos” de los alumnos.

- A continuación, la Dra. Litwin se refiere a los contextos morales que deben enmarcar las prácticas, mencionando a Phillips Jackson quien trabaja las enseñanzas implícitas haciendo mención de docentes memorables.

Con una nueva revisión, la Dra. Litwin cierra otro segmento de la exposición anticipando nuevamente el siguiente momento.

A continuación, la ponente planteará el tema de resultados de investigación trabajados por Rocco quien buscando similitudes y diferencias entre docentes expertos y novatos. Sostiene que las clases de ambos pueden ser buenas. Si planean bien la actividad llegan a fragmentos con cierta unicidad. Como diferencia significativa señala que los docentes novatos suelen preguntar a sus alumnos simplemente comprenden? mientras que las preguntas de los expertos son más provocativas e invitan a la reflexión. Otras marcas distintivas consisten en la capacidad de relacionar con otras materias y la capacidad de los expertos para ordenar y ayudar a encontrar sentido a lo que se estudia, además la posibilidad de plantear la relación entre la teoría con lo que sucede.

La Dra. Litwin destaca la importancia de estudiar las prácticas, encuadramiento cognitivo que es el “marco” en el cual se puede comprender un problema.

A continuación nos presenta la obra de Howard Gardner: Cinco mentes del futuro, levantando junto con el autor la pregunta: ¿Qué mente tenemos que activar de cara al futuro? La respuesta de la autora es: la síntesis.

Refuerza la idea comentando que los chicos tendrían que estar juntos ayudándose unos a otros y acuerda con Gardner en la necesidad de que en ocasiones se propongan proyectos y talleres en que los chicos de diferentes edades trabajen juntos y en ocasiones con la asistencia de los padres para que ellos cuenten, compartan sus experiencias.

A veces es teoría – práctica, otras pura práctica para el docente, agrega, porque simplemente vuelve a emplear lo que le dio resultado.

Finaliza el momento de exposición con una imagen del óleo sobre lienzo de El puente de Van Gogh, recuperando la idea como alegoría de la dialéctica entre la teoría y la práctica –tema de su disertación- y del quehacer docente constructor de relaciones.

A continuación responde gentilmente algunas preguntas que se le hacer llegar vía chat.

Finalizada la videoconferencia la rectora Lic. Mirta Pablo hace un cierre a modo de metaanálisis[1] destacando la capacidad didáctica de la Dra. Litwin que confirmará una vez más con Verónica Edwards que la forma es contenido[2].

Se sugiere la consulta de la última producción de la Dra. Litwin: El oficio de enseñar[3] que obra en Biblioteca y se agradece la presencia y participación de los presentes.


[1] Litwin, Edith. (1997) Las configuraciones didácticas. Buenos Aires: Paidós Educador.

[2] Edwards, Verónica. (1999). El conocimiento escolar como lógica particular de apropiación y alienación. mimeo

[3] Litwin, Edith (2008) El oficio de enseñar. Paidós, Bs. As.


EL YO EN LA SOCIEDAD INFORMACIONAL

Las nuevas tecnologías de la información están integrando al mundo en redes globales de instrumentalidad. La comunicación a través del ordenador engendra un vasto despliegue de comunidades virtuales. No obstante, la tendencia social y política característica de la década de 1990 es la construcción de la acción social y la política en torno a identidades primarias, ya estén adscritas o arraigadas en la historia y la geografía o sean de reciente construcción en una búsqueda de significado y espiritualidad. Los primeros pasos históricos de las sociedades informacionales parecen caracterizarse por la preeminencia de la identidad como principio organizativo. Entiendo por identidad el proceso mediante el cual un actor social se reconoce a sí mismo y construye el significado en virtud sobre todo de un atributo o conjunto de atributos culturales determinados, con la exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras sociales.

La afirmación de la identidad no significa necesariamente incapacidad para relacionarse con otras identidades (por ejemplo, las mujeres siguen relacionándose con los hombres) o abarcar toda la sociedad en esa identidad (por ejemplo, el fundamentalismo religioso aspira a convertir a todo el mundo). Pero las relaciones sociales se definen frente a los otros en virtud de aquellos atributos culturales que especifican la identidad. Por ejemplo, Yoshino, en su estudio sobre la nihonjiron (ideas de la singularidad japonesa), define significativamente el nacionalismo cultural como el objetivo de regenerar la comunidad nacional mediante la creación, la conservación o el fortalecimiento de la identidad cultural de un pueblo cuando se cree que va faltando o está amenazada. El nacionalismo cultural considera a la nación el producto de su historia y cultura únicas y una solidaridad colectiva dotada de atributos únicos .

Calhoun, si bien rechaza la novedad histórica del fenómeno, resalta asimismo el papel decisivo de la identidad para la definición de la política en la sociedad estadounidense contemporánea, sobre todo en el movimiento de las mujeres, en el gay y en el de los derechos civiles de los Estados Unidos, movimientos todos que «no sólo buscan diversas metas instrumentales, sino la afirmación de identidades excluidas como públicamente buenas y políticamente sobresalientes» . Alain Touraine va más lejos al sostener que, «en una sociedad postindustrial, en la que los servicios culturales han reemplazado los bienes materiales en el núcleo de la producción, la defensa del sujeto, en su personalidad y su cultura, contra la lógica de los aparatos y los mercados, es la que reemplaza la idea de la lucha de clases» . Luego el tema clave, como afirman Calderón y Laserna, en un mundo caracterizado por la globalización y fragmentación simultáneas, consiste en «cómo combinar las nuevas tecnologías y la memoria colectiva, la ciencia universal y las culturas comunitarias, la pasión y la razón» . Cómo, en efecto. Y por qué observamos la tendencia opuesta en todo el mundo, a saber, la distancia creciente entre globalización e identidad, entre la red y el yo.

Raymond Barglow, en su ensayo sobre este tema, desde una perspectiva sociopsicoanalítica, señala la paradoja de que aunque los sistemas de información y la interconexión aumentan los poderes humanos de organización e integración, de forma simultánea subvierten el tradicional concepto occidental de sujeto separado e independiente.

El paso histórico de las tecnologías mecánicas a las de la información ayuda a subvertir las nociones de soberanía y autosuficiencia que han proporcionado un anclaje ideológico a la identidad individual desde que los filósofos griegos elaboraron el concepto hace más de dos milenios. En pocas palabras, la tecnología está ayudando a desmantelar la misma visión del mundo que en el pasado alentó .

Después prosigue presentando una fascinante comparación entre los sueños clásicos recogidos en los escritos de Freud y los de sus propios pacientes en el entorno de alta tecnología de San Francisco en la década de los noventa: «La imagen de una cabeza… y detrás de ella hay suspendido un teclado de ordenador… ¡Yo soy esa cabeza programada!» . Este sentimiento de soledad absoluta es nuevo si se compara con la clásica representación freudiana: «los que sueñan [ ...] expresan un sentimiento de soledad experimentada como existencial e ineludible, incorporada a la estructura del mundo [ ... ] Totalmente aislado, el yo parece irrecuperablemente perdido para sí mismo» . De ahí, la búsqueda de una nueva capacidad de conectar en torno a una identidad compartida, reconstruida.

A pesar de su perspicacia, esta hipótesis sólo puede ser parte de la explicación. Por un lado, implicaría una crisis del yo limitada a la concepción individualista occidental, sacudida por una capacidad de conexión incontrolable. No obstante, la búsqueda de una nueva identidad y una nueva espiritualidad también está en marcha en el Oriente, pese al sentimiento de identidad colectiva más fuerte y la subordinación tradicional y cultural del individuo a la familia. La resonancia de Aum Shinrikyo en Japón en 1995-1996, sobre todo entre las generaciones jóvenes con educación superior, puede considerarse un síntoma de la crisis que padecen los modelos de identidad establecidos, emparejado con la desesperada necesidad de construir un nuevo yo colectivo, mezclando de forma significativa espiritualidad, tecnología avanzada (química, biología, láser), conexiones empresariales globales y la cultura de la fatalidad milenarista .

Por otro lado, también deben hallarse los elementos de un marco interpretativo más amplio que explique el poder ascendente de la identidad en relación con los macroprocesos de cambio institucional, ligados en buena medida con el surgimiento de un nuevo sistema global. Así, como Alain Touraine y Michel Wieviorka han sugerido, cabe relacionar las corrientes extendidas de racismo y xenofobia en Europa occidental con una crisis de identidad por convertirse en una abstracción (europeas), al mismo tiempo que las sociedades europeas, mientras veían difuminarse su identidad nacional, descubrieron dentro de ellas mismas la existencia duradera de minorías étnicas (hecho demográfico al menos desde la década de 1960). O, también, en Rusia y la ex Unión Soviética, el fuerte desarrollo del nacionalismo en el periodo postcomunista puede relacionarse, como sostendré más adelante (volumen III), con el vacío cultural creado por setenta años de imposición de una identidad ideológica excluyente, emparejado con el regreso a la identidad histórica primaria (rusa, georgiana) como la única fuente de significado tras el desmoronamiento del históricamente frágil sovetskii narod (pueblo soviético).

El surgimiento del fundamentalismo religioso parece asimismo estar ligado tanto a una tendencia global como a una crisis institucional . Sabemos por la historia que siempre hay en reserva ideas y creencias de todas clases esperando germinar en las circunstancias adecuadas. Resulta significativo que el fundamentalismo, ya sea islámico o cristiano, se haya extendido, y lo seguirá haciendo, por todo el mundo en el momento histórico en que las redes globales de riqueza y poder enlazan puntos nodales e individuos valiosos por todo el planeta, mientras que desconectan y excluyen grandes segmentos de sociedades y regiones, e incluso países enteros. ¿Por qué Argelia, una de las sociedades musulmanas más modernizadas, se volvió de repente hacia sus salvadores fundamentalistas, que se convirtieron en terroristas (al igual que sus predecesores anticolonialistas) cuando se les negó la victoria electoral en las elecciones democráticas? ¿Por qué las enseñanzas tradicionalistas de Juan Pablo II encuentran un eco indiscutible entre las masas empobrecidas del Tercer Mundo, de modo que el Vaticano puede permitirse prescindir de las protestas de una minoría de feministas de unos cuantos países avanzados, donde precisamente el progreso de los derechos sobre la reproducción contribuyen a menguar las almas por salvar?

Parece existir una lógica de excluir a los exclusores, de redefinir los criterios de valor y significado en un mundo donde disminuye el espacio para los analfabetos informáticos, para los grupos que no consumen y para los territorios infracomunicados. Cuando la Red desconecta al Yo, el Yo, individual o colectivo, construye su significado sin la referencia instrumental global: el proceso de desconexión se vuelve recíproco, tras la negación por parte de los excluidos de la lógica unilateral del dominio estructural y la exclusión social.

Éste es el terreno que debe explorarse, no sólo enunciarse. Las pocas ideas adelantadas aquí sobre la manifestación paradójica del yo en la sociedad informacional sólo pretenden trazar la trayectoria de mi investigación para información de los lectores, no sacar conclusiones de antemano

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